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El precio del amanecer, trescientos sesenta días para aprender a ver

El Campesino del Arroz y el Silencio del Amanecer

En un valle rodeado de montañas y bruma, vivía un campesino que cultivaba arroz. Cada día, antes de que el gallo cantara, él ya estaba en los campos, descalzo sobre el barro, oyendo cómo el agua se movía entre las terrazas.
 
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Un día, subió al monasterio y le preguntó al maestro zen:

—Maestro, el proverbio dice que si trabajo trescientos sesenta días al año, antes del amanecer, veré enriquecer a mi familia. Lo he hecho. ¿Dónde está esa riqueza?

El maestro lo llevó a la cocina del templo. Le sirvió arroz tibio en un cuenco agrietado, lo miró con calma y le dijo:

—La tierra te da lo justo. Y tú, al darle todo, recibes lo que dura más que el oro: hijos que no conocen el hambre, manos que saben del valor del trabajo, y una mente que duerme en paz.

—Pero apenas tengo cinco días de fiesta al año —insistió el campesino—. ¿Es eso vida?
 
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El maestro sonrió.

—Cinco días de fiesta saben mejor cuando nacen de trescientos sesenta amaneceres en silencio. Solo quien madruga con la niebla entiende el sol.

Tres frases koan para meditar:

—¿Trabajas por fruto o por forma?
—¿Qué pesa más: la tierra en tus manos o el oro en tu bolsillo?
—¿Y si la verdadera fiesta es despertarse sin que nadie te llame?