El mejor momento es ahora La metáfora del viento y las velas nos habla directamente sobre uno de...
El Monje, la Lluvia y el Viento
Un joven monje se acercó al maestro con el ceño fruncido y el corazón agitado.
—Maestro —dijo—, los demás me critican. Sus ideas son torpes, sus palabras hirientes, y sus actos injustos. Me enoja. Me duele. Me paraliza.
El maestro, sentado bajo la lluvia, no respondió. Solo levantó una taza vacía hacia el cielo.
El joven esperó.
La lluvia llenó lentamente la taza, y cuando se desbordó, el maestro la vació con calma, sin cambiar su expresión.
—¿Lo ves ahora? —dijo finalmente.
—¿Qué, maestro?
—Tú no puedes controlar la lluvia, pero sí si bebes de ella o si te empapas. No puedes detener el viento, pero puedes elegir si enciendes una vela o levantas una cometa.
—¿Y si me atacan, maestro?
—Entonces sabrás si tus pensamientos son escudo o espada. El ruido afuera no puede entrar si la casa está en silencio por dentro.
El joven bajó la cabeza. No por tristeza, sino porque algo dentro de él, por fin, se inclinó ante lo evidente.
Koan
¿Quién tiene más poder: el que domina al mundo o al que el mundo ya no puede dominar?
¿Qué pesa más: una palabra que hiera o una mente que se deja herir?
¿Dónde termina el control: en el otro… o en lo que decides hacer con lo que el otro hace?